Los seres humanos como entes sociales, somos dependiente de nuestra interacción con los demás miembros de nuestra especie. A medida que evolucionamos, las exigencias de nuestro entorno han cambiado y se han vuelto más complejas. Así, en la gran mayoría de las ocasiones, para poder cumplir con ellas debemos recurrir a la ayuda de otros.
Por ejemplo, si hay un conflicto en nuestro núcleo familiar, puede que no sepamos cómo solucionarlos.
En ese caso, podría ser algo útil recurrir a un consejo de un tercero, que pueda ayudarnos a resolver el problema.
Conversar como herramienta
Si seguimos con el ejemplo anterior, podemos observar que la conversación es la herramienta más útil, por eso se puede considerar a la conversación como interacción social.
Puesto que, conversando podemos expresar nuestros sentimientos, pensamiento, ideas e inquietudes, así como escuchar las del otro, lo que nos ayuda a comprender mejor la situación, sea cual sea.
En este mismo sentido, la conversación como interacción social, entran un juego varios factores:
Afectividad
Los estudios han demostrado que, en la mayoría de las ocasiones, las conversaciones están cargadas de las emociones de los individuos que participan, inclusive puede estarlo en temáticas que a simple vista pueden parecernos más objetivas, como la política.
Todos hemos visto como una conversación de política se convierte rápidamente en una discusión acalorada, debido a que cada persona tiene su propio punto de vista, con su respectiva carga emocional.
Siguiendo esta línea, toda conversación al tener emociones implicadas, provocara una respuesta afectiva en nosotros y en los demás.
El papel del contexto
No todas las situaciones sociales son iguales, por lo tanto, la conversación como interacción va a ser diferente dependiendo del espacio-tiempo en que nos ubiquemos, por esto se dice que son transaccionales.
Por ejemplo, no mantendremos el mismo tipo de conversación que mantendríamos con un amigo, en una entrevista de trabajo.
Control sobre el ambiente
La conversación como interacción social, nos permite tener un cierto de nivel de control sobre nuestro entorno. Por ejemplo, imagina que estás trabajando y tu salario actual te resulta insuficiente para vivir cómodamente.
Es una situación que te parece injusta, ya que realizas trabajo correctamente y siempre eres puntual. Entonces, decides conversar con tu jefe y terminas convenciéndolo de que te haga un aumento.
De esta manera, la conversación te permitió mejorar tu calidad de vida y las condiciones laborales.
En conclusión, se puede decir que la conversación es una las formas de interacción social más sencillas, además de ser exclusiva del ser humano. Así que, no desaproveches tu don para conversar y aprende a usarlo a tu favor.